sábado, 18 de septiembre de 2010

Buscando

El sarcófago. Tenebroso. Es una de esas palabras que vinculo con Drácula. ¿Estará bien? No lo sé. Tendré que mantener el suspenso y hacer como me enseñó mi mamá, buscar la palabra en el diccionario. Así aprendo. Busco y encuentro.
Es increíble, ingreso la palabra en internet y aparece material sobre un grupo de holandeses borrachos. A veces la tecnología falla. Tengo que ser más específica para esquivar largos pasillos oscuros de desconocimiento. Incorporo unas comillas, un signo de suma. Quizás así tenga suerte, como predica Google, voy a tener suerte y de ese modo reina el sol.
Creo que estoy más cerca del significado de sarcófago. Se abren varias ventanas y olvido lo que busco al tiempo que me entretengo con pequeñeces. De golpe el fastidio y el llanto desconsolado de no saber lo que necesito conocer y que mis ojos piden a gritos gotitas para combatir el cansancio visual. Cierro las ventanas, pestañas, lo que sea y me ubico donde hay una cruz y clickeo.
Todo se vuelve nítido. Me invade un jolgorio infantil aún cuando no descubro qué es un sarcófago pero mi dedo y mis ojos piden un descanso. Así que para mí sarcófago y Drácula van de la mano.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Guerra de sexos

La potranca siempre tan bruta. Barro. Sucia. Se revuelca en la misma mugre. Intenta salir de ahí pero no puede, es en vano. Se vuelve a caer. Quiere retomar.En cambio, la vaca tiene otro andar. No digo que sea más elegante pero es otra cosa. Cuando nos movemos decimos algo.Ella tiene altura, compás.Que se yo. Él es el mejor de todos.Se luce por donde se lo mire. Su cabellera es de envidia de muchos, aunque cuando hace sus necesidades prefiero estar lejos.Cuando el caballo la ve a ella se pone loco. Todos los del sexo masculino son iguales. La yegua lo puede,lo domina. Relincha y pierde toda elegancia. Ella lo mira de reojo.
Histéricos si los hay, la perra es la peor de todas. Su olfato le permite distinguir a la distancia a su enamorado. ¡Qué hija de perra! ¿Será feliz con su futuro enamorado?
Pobrecito, el burro es impresentable. No le encuentro ningún atributo. Bueno, en realidad sí, sólo uno y muy grande. Cuando era pequeña me dejó sin palabras.
Hablando de palabras, la cotorra es una ladrona. Puede ser muy linda, pero de tanto repetir aburre, me satura. Se afea. Por otra parte, el pajarito me fascina aunque prefiero los jilgueros ya que su cantar y la combinación de colores en su diminuto cuerpo son admirables. Admito que a la mañana cuando canta igual lo quiero matar.
De la nutria poco puedo decir.Insípida, un animal sin mucha energía. Ahora sí, me lo voy a permitir, odio a los gatos. Sin más, no lo disimulo.Me parecen solitarios, poco cariñosos aunque reconozco la habilidad que poseen para desplazarse en distintas superficies.
La zorra, creo que nunca vi ninguna. ¿Será que el zorro se lleva todo el protagonismo?

Capricho

Mamá me dice que le pregunte a papá y cuando le pregunto me vuelve a mandar con mi mamá. Entonces, ¿la que decide es mi vieja? Se pasan la pelota y ninguno me contesta. Quiero un perro. Es muy simple la cosa. Ya estoy grande ¡tengo 10 años! No soy una nena. Si mi amiga Nerina tiene un salchicha ¿por qué yo no?
Tengo buenas notas y fui abandera ¿qué más quieren? Les voy a decir que si no me compran un perro no los quiero más y que no les voy a hablar. Juro que lo hago. Si le insisto a mi papá seguro que afloja. Voy a llorar un poco. Lo tengo que conseguir.
Ordené mi cuarto e hice la tarea. Ahora voy a encarar a mi mamá y hasta que no me explique por qué no quiere un perro no paro. Seguro va a empezar con eso de que los perros necesitan espacio, un parque y bla bla bla. Si lo voy a cuidar yo ¿por qué no me lo compra?

Silencio. Oscuridad

Silencio. Oscuridad. Alguien dice mi nombre. Mis ojos se abren y mi boca esboza una sonrisa. Carcajadas. No entiendo lo que sucede. ¿Qué les causa risa?
Mis extremidades no paran de moverse de un modo descuidado, torpe. Quiero detenerme y no puedo. Los que están frente a mí parecen indiferentes. Ruido de madera. Mi pierna se choca con mi mano y hace un sonido extraño,hueco.
Giro mi cabeza y observo un hilo transparente y brillante. Intento alcanzarlo pero me es imposible. Los niños se ríen mientras los pochoclos se les caen de las manos.
Estoy sentado en una silla rodeado del hilo transparente y brillante. No me puedo mover. Escucho las risas pero no veo. Silencio. Oscuridad.
Unas manos tibias me ubican en una caja forrada de terciopelo rojo. Durante el viaje me sacuden y escucho voces. Al rato, alguien dice mi nombre y el movimiento, las risas y el olor a madera se hacen insoportables. Mis párpados caen y vuelven a su lugar según la manera en la que me muevan.
Aplausos, risas y otra vez mi nombre "La marioneta feliz"

Viernes

Viernes. Temprano. Apurada para no perder la costumbre. Sin embargo, al pasar por el lavadero, mi paso disminuye porque disfruto el aroma de la ropa recién limpia y el sonido de las máquinas funcionando. Cierro los ojos y respiro con fuerza para llevarme un poco de ese aroma, que poco tendrá que ver con el mix de olores del colectivo. Ahí lo vi. Debo reconocer que no era la primera vez que me lo cruzaba en el barrio. Continué mi paso acelerado para el ciento ochenta y cuatro no se me fuera. A la semana siguiente, lo volví a ver apoyado en el auto y esperando en la puerta del lavadero. Su bolsa estaba vacía e imagino que esperaba a que le entregaran la ropa con el perfume que tanto me gusta.
Quién diría que todos somos esclavos de la rutina. Como el sábado es mi día de limpieza general, él tiene los viernes como el día de la ropa. La verdad que no sé cómo serán los demás días, pero los viernes doy fe que aguarda a que se realice el lavado y recoge su bolsa con sus pertenencias.Reconozco que en la semana a veces lo veo pasar desde el colectivo, con su barba, sus rastas recogidas y el poncho marrón. Su caminar es lento y arrastra los pies con zapatillas que le quedan grandes y poseen un tono gris de tanto uso. En su mano derecha lleva una bolsa blanca, con letras azuladas de un supermercado de la zona y en su mano izquierda aprieta un pañuelo cuadrillé. Por la tarde lo veo caminar por la avenida Cabildo. No puedo decir a ciencia cierta donde se aloja. Quizás prefiere mantenerse cerca del lavadero. No, nunca lo vi ahí. Se me ocurren muchos recovecos del barrio, pero no lo encuentro.
Me invaden las preguntas, sin poder encontrar una respuesta que me tranquilice. En las semanas de la ola de frío polar lo pienso. Los viernes tengo ganas de hablarle pero no me animo. ¿Cómo será su voz? Cuando nuestras miradas se cruzan siento que somos conocidos, pero luego recuerdo que nunca cruzamos una palabra.

sábado, 10 de julio de 2010

Tres

Grandes hectáreas de campo verde y fértil rodeaban al pueblo. Tomás, el panadero,se levantaba temprano para hornear los bollos de pan y llevárselo a los demás.Sebastián dormía abrazando sus sábanas de ovejitas que tanto le gustaban y su padre, Julián se despertaba con el canto del gallo para ordeñar las vacas.
Tres hombres de distintas edades se dividían las tareas y se las arreglaban bastante bien.Lo esencial no faltaba. Tomás se encargaba de la panadería, tanto de lo dulce como de lo salado y una vez al mes visitaba el pueblo más cercano en busca de víveres.Sebastián a su corta edad era un excelente cadete y entusiasta a la hora de realizar nuevas tareas. Su padre se desempeñaba en áreas relacionadas a los lácteos y la carne, y cuando su hijo se ponía caprichoso lo mandaba a la casa de Tomás.
El día los mantenía ocupados, pero a la tardecita el silencio se hacía oír. Sebastián dormía y despertaba con la almohada mojada de las lágrimas que derramaba. Tomás y su padre compartían unos mates con bizcochitos en sus sillas mecedoras.Cerraban los ojos y dejaban que la brisa los acariciara.De ese modo sentían que lo que les faltaba estaba más cerca.El olor a flores que la brisa traía les recordaba a Sonia, la única mujer que ambos amaron.
Diez años atrás, habían acordado compartir las responsabilidades.Sonia se había ido sin confirmar quién era el padre de Sebastián.La duda los había vuelto locos y el llanto del recién nacido también.Ante la situación decidieron seguir adelante.Sonia había colmado sus corazones y tuvieron que aprender a vivir sin ella. Ahora su hijo aprendería poco a poco lo que era vivir sin una mujer.

miércoles, 23 de junio de 2010

Pan, manteca y azúcar


Sus ojitos me miraban y no comprendían lo que hacía. Entre mate y mate descansaban en mis manos. Se iba a jugar con los demás chicos pero a lo lejos pispeaba lo que pasaba en la mesa de los grandes. Continué cebando mate mientras me arreglaba con lo que había para merendar: pan, manteca y azúcar. Hacía años que no combinaba estos ingredientes que me pertenecían, que hablaban de mi niñez.
Los sábados a la tarde mientras mi familia dormía la siesta, mi papá nos llevaba a la casa de mi abuela. Cinco cuadras en auto que disfrutábamos con mi hermana. Mi abuela nos recibía en bata con la pava en el fuego y el pan del día anterior. Lo cortaba, le ponía manteca y le tiraba una lluvia de azúcar. Mientras el mate pequeño y de metal pasaba delante de mis ojos mi viejo aprovechaba para lavar el auto. Este era el ritual de los sábados. Algo tan simple e irrepetible porque nunca más pan, manteca y azúcar tuvieron el mismo sabor en mi boca. Cierro los ojos e intento recordarlo.
Una mano cálida y pequeña me tocaba la espalda y exaltada abrí los ojos. Era ella que me miraba de lejos. Me pidió un mate y observando de reojo se lo cebé por la mitad para que no se volcara. Lo tomó, subió sus ojos color miel y los bajó para continuar con el mate. Le ofrecí pan y manteca y aceptó sin dudarlo. Seguro que tenía hambre de tanto jugar. Con el pan en su mano buscó mi mirada y luego posó sus ojos en la azucarera.

lunes, 7 de junio de 2010

Detonación



Irma Roy, Dalma Maradona y Mónica Salvador son las protagonistas de "Fuego entre mujeres", la remake de la obra teatral "Piel de chancho". Una obra en la que los personajes o debería referirme a las actrices femeninas realizan un monopolio del espacio del Petit Tabaris. Entorno intimista y aterrador a la hora de digerir las problemáticas tratadas.
Mujeres que evaden hablar de lo que las constituye. Mujeres que adoran a Sandro, eje vinculador de la obra, que hasta posee un santuario en escena y se lleva elogios y miradas fogosas de las actrices.
Una mesa en la que transcurre la charla de las dueñas de casa que también se desplazan a los gritos por el escenario. Tres generaciones que se reprochan en voz baja y a los cuatro vientos los errores de las otras. Mujeres que proyectan. Un trastorno alimenticio, una condición sexual y un trastorno psicológico que las abraza y cachetea al mismo tiempo. Un “carbónico estropeado” en palabras del personaje de Dalma Maradona que esboza los rasgos comunes.
Donde la estructura de “cuarta pared” se rompe para establecer complicidad con el público que se deleita con la actuación de Irma Roy en un papel jugado que roba las risas de los presentes. Quien pareciera ser una víctima de un descuido, es la joyita de “Fuego entre mujeres”.
Obra que combina de un modo explosivo el dolor, el humor, y las relaciones familiares en una familia en la que los hombres brillan por su ausencia. Violencia verbal y física. Ojos que buscan cuerpos que se manifiestan, vendajes que ocultan, curaciones que embellecen, desórdenes que alteran, alcohol que hace olvidar y mucho fuego.


¡Feliz día del periodista! Así empezamos....

La milonga liberada

Ya no es necesario que la dama acate sumisamente las marcaciones del varón ¡ella puede tomar el poder! Los señores salen a bailar con señores y además la pinta es lo de menos. Tales licencias, impensables en las milongas clásicas, han hecho de los espacios dedicados al Tango Queer un refugio cada vez más concurrido

Domingo 20.30. La casa Brandon abre sus puertas para la clase de tango queer.
Hall de entrada, barra, entrepiso, escalera, pista de baile. Salón amplio, piso de damero. A los costados sillones por doquier. Los alumnos, sentados. Algunos tímidos conversan entre ellos. La música acompaña sin aturdir. La profesora da un paso hacia el frente, los alumnos quedan detrás formando tres hileras bien marcadas. Comienzan los primeros pasos y las parejas se lanzan a la pista. Clima de concentración. La parejita joven de hombres viene por primera vez y se les nota. Un poco torpes pierden el compás. No importa, una pareja de chicas los sacan a bailar y se ofrecen a conducirlos. Risas, se sueltan y siguen atentos el paso de sus nuevas compañeras.
“Lo que te puedo contar de mi experiencia es que en los lugares tradicionales me sentía incómoda, con la vestimenta y con los tacos”, explica Roxana Gargano organizadora de La Marsháll. Cuenta que hace 3 años se dedica de forma exclusiva al tango queer. “Toda mi vida tiene que ver con esto. De hecho estoy haciendo una maestría en antropología social sobre tango, tomando a la danza, como un espacio de libertad, con una visión integral de lo que significa el tango. Sin dejar en segundo plano el baile, porque lo que se expresa es el cuerpo. Para mí es algo normal, natural. Vivo con mi mamá y mi nena de 7 años, estando en casa las agarro y a bailar. A mi hija le digo: ¡vamos! ahora conducime vos. Lo vivo como algo cotidiano.”
El tango queer se propone como un espacio abierto, que privilegia el baile sin importar la identidad sexual. Para su aprendizaje y puesta en práctica se desempeñan ambos roles. Conducido y conductor son las palabras claves que no tienen destinatario fijo. La idea es lograr una nueva forma de comunicación con códigos propios. Sin invalidar las prácticas más tradicionales, aportando y generando alternativas de expresión entre los bailarines.
“Creo que la gente que viene por primera vez a bailar y se encuentra con los dos roles le es más fácil. Tenés más libertad para decidir en qué momento y en qué lugar vas a cambiar el rol. Ahora, el que viene con una enseñanza por ahí tiene el conflicto entre lo que aprendió, que es lo que se ve en todos lados y esto nuevo. Pero bueno, cada uno tiene la libertad de elegir cambiar de rol o no”, dice Gargano
Miércoles 22.30. La cola de la gente que espera llega a la calle. Se avanza lento por la escalerita que lleva al salón principal. La gente se saluda efusivamente. Mezcla de voces, sigue entrando gente. Esta noche La Marsháll está completamente desbordada. La pista se va achicando para las parejas que danzan al compás del dos por cuatro. Se anuncia que la semifinal del campeonato de tango sufrió una pequeña modificación. Cuatro parejas se anotaron a último momento para concursar. Las mozas van y vienen con los pedidos. La Marsháll no es sólo una milonga, sino también un punto de encuentro. Roxana cuenta que el espacio surgió como una necesidad de la gente que tomaba clases y no tenía donde practicar.” En La Marsháll, no tuvimos una campaña de marketing, fue de boca en boca. Empezamos con 20 personas y ahora tenemos un promedio de 110 por miércoles. Suena clisé pero, por ejemplo, el estar organizando el campeonato tiene que ver con una cuestión social. Estamos generando espacios y actividades, una nueva manera de sentir. El tango queer no es una moda, no es un lugar exclusivo de gays, lesbianas y travestis, no es categorizar nada. Uno ofrece desde su lugar algo, esto tiene otro vuelo, es generar espacios con otra vuelta de rosca”

Cuarto oscuro

Pido ir al baño y me indican que es en el primer piso. Apurado subo casi corriendo porque me hago pis. Me tropiezo.Se cortó la luz.Me preguntan a los gritos si estoy bien y les respondo que sí con una mano en el picaporte. No veo nada. Inútil prender la luz.Bue...
Voy tanteando. Mis manos se deslizan por las paredes que están cubiertas con posters. El plastificado y las dimensiones me hacen sospechar que son posters de minas en bolas, cantantes o equipos de fútbol. Me hago pis. La puta madre. No me acuerdo si tienen un nene o una nena.Va..un adolescente. Qué bueno.Yo tenía mi habitación con almanaques cual taller mecánico y mi vieja me quería matar.
Se me cayó el reloj. Uy, me golpeé la cabeza con una repisa. Algo se cayó. Lo pisé. Me van a matar. Es un trofeo, ahora que lo tengo en la mano me doy cuenta de la figura del jugador de fútbol. Pero agarré otra cosa,un trapo, una media. Qué olor. Uy, este pendejo.Agarré un calzón. Ahora la entiendo a mi vieja. Qué olor a bolas. Qué épocas, pensar que le huía al baño y ahora me muero por ducharme o lavarme las manos al menos.
Me voy a sentar en el piso así se me van las ganas de orinar. Pero me da asco la habitación. Ya me acuerdo que el pibe se llama Ezequiel. Voy a estirar las piernas. Cuántos cds que tiene. También pueden ser dvds, la verdad que no sé, pero si no me entretengo con algo le mojo la alfombra. Igual con la baranda que hay acá, nadie se sospecharía de mí.

La Loli

Tenía una hermanita, cosa complicada porque siempre me la encajaban para salir. Ella nos veía jugar a la pelota, y creo que tenía ganas de tirar la pila de ropa que mi vieja le asignaba para repartir y meterse en la cancha. Pero éramos todos pibes y yo la mataba si se atrevía. Iba a parecer un maricón. Seguro que después iban a hablar de mi hermana “la marimacho”. Un día se nos escapó la pelota y ella la alcanzó con tanta fuerza que metió un gol. Nos quedamos mudos, y por suerte para mí no hubo comentarios.
Mi mamá trabajaba todo el día planchando para afuera, y en los ratitos libres le preocupaba que Loli no tuviera amigas, y que cuando parecía que por fin tenía alguna, se aburría y las cagaba a trompadas, les tiraba de los pelos o las encerraba en el baúl donde guardábamos los juguetes. Estas aventurillas en el barrio se sabían rápido.
A eso había que agregarle, que mi hermana constantemente se hacía mala fama. Su aspecto no la ayudaba y nuestra situación económica tampoco. El pelo atado y la ropa amplia, su manera de caminar, por no decir que directamente pateaba el piso. Era chueca la pobre, y la única ropa que tenía para ponerse era la que algún cliente le regalaba a mi vieja o la que yo dejaba. Las vecinas le decían a mi mamá: “Dorita, no te preocupes, ya va a cambiar” pero ella insistía que así no se iba a casar, ni tener hijos.
Un día se peleó con los chicos de la canchita porque le mancharon la pila de ropa con la pelota embarrada. Los puteó y los corrió. Los muy maricones se fueron rajando. Porque si hay algo que a mi hermanita siempre le sobró fue actitud. La muy astuta les dijo que sólo los perdonaba si la dejaban jugar y para que no se armara quilombo la mandamos al arco. Como se las arreglaba bastante bien, la ayudábamos a entregar la ropa en horario, para que estuviera en la cancha y practicara. Con el tiempo iba mejorando. De a poco, me fue dando menos vergüenza que la arquera fuera mi hermana.
Mi mamá quiso ir a visitar a mi tía. Mis primas eran aburridísimas, así que yo me quedé con mi viejo en casa. Se la pasaban toda la tarde jugando con las muñecas, a la secretaria y maquillándose. La Loli odiaba esos juegos de “tontas” como decía sin que mi mamá la escuchara. Parece que el paseo no era inocente y mi mamá sabía muy bien lo que buscaba.
Las primas ya no eran tan tontas o a mi hermana se había convertido en una. Porque cuando volvió ya no tenía el mismo carácter. Llegó con ropa nueva y la verdad que le quedaba ridícula. Los pibes la cargaban y ella se ponía colorada. Si había alguien beneficiado con todo esto era mi mamá, que explotaba de felicidad.
Ahora, Loli prefería que la llamáramos Lorena. Ni en pedo, quedábamos como giles en el partido, gritando un nombre de mina. Después, empezó a faltar porque le dolía la panza y mi mamá la apañaba. Cuando venía a los partidos, se la pasaba en el arco arreglándose la remera, ya no nos gritaba, hasta que un día por hacerse las dos trencitas durante una jugada importante le metieron un gol. Los chicos la querían matar y me pedían que le dijera algo, pero no sabía qué.
Para colmo de males, mis primas hicieron una visita sorpresa y mi hermana se quería quedar con ellas. Risitas, bromas que yo no entendía. También hablaban de un chico llamado Ariel. Qué estupidez. De golpe, todas eran tontas, de eso no me quedaban dudas.
Le pregunté a Loli, ahora Lorena, si venía a jugar al fútbol. Se puso colorada, miró a mis primas, se sonrojó y me dijo que no. Cómo les explicaba a los chicos, que teníamos que buscar un arquero ya. No pude juntar coraje y les dije que estaba enferma.
Comenzó el partido, y para asombro de varios, mi hermana no sólo se apareció en la tribuna con el pelo suelto, pollera y maquillada, sino que vino con mis primas. Ellas estaban con unos porteños que alentaban para el equipo contrario. Ese fue el día de la traición. Ya nada nos unió con la Loli. Pasaron varios años hasta que pude comprender que se trataba de una cuestión de género.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Barbie llega al baile.

Este tutú es incómodo. No sé por qué no elegí el de la Barbie Disco que tiene más onda. Ah, no, no lo puedo creer... Ahí está Gatúbela, ese traje de vinilo bien ajustado. Qué ridícula que estoy.Me quiero ir. Como si fuera poco ahí está la Bella Durmiente, esa turrita, que se hace la ingenua y consigue más tipos que yo seguro. Voy a bailar un poco. Mmmmm. Me parece que esta noche va a estar jodida la cosa.


El Sacerdote me da impresión, así que mejor hago el pasito de la Macarena y me doy vuelta. Ahí veo llegar a alguien, me parece que es Catriel. Bueno, un Catriel devaluado, flacucho. Si por lo menos estuviera Acuaman. Nunca entendí qué me atrae de él, pero me fascina. Epa. epa. Va cayendo gente al baile, mirá cómo baila el Zorro, eh?Cómo se menea. Bastante bien. Claro, claro, ahí va la Mujer Maravilla, un par de vueltas y listo, se transforma. ¡Qué astutas que son todas!


Este tutú me pica, así me voy a ir sola. Tanto bailar y bailar, que estoy cansada. Voy a tomar algo. Ah, no te lo puedo creer, no hay bebidas.


Hay mucho movimiento, ¿qué pasó? Che, me están empujando.Me caí. Se rompió el tutú, no me pienso levantar del piso. Uy, me parece que algo se prendió fuego porque ahí está el Bombero. Ah la mierda, qué Bombero. Me parece que mejor me olvido de Acuamán y me hago la desmayada.

jueves, 13 de mayo de 2010

Al bad time, good face

En su unipersonal Favio Posca cumple con su palabra, y quien avisa no traiciona. Bad time good face, es presentada por su creador como “arte puro”. Sosteniendo que correrá sus propios límites, lanzándose a un “viaje imperfecto” con un empuje musical y una transgresión visual.
Y cumple, de eso no quedan dudas. Dos horas en la que los personajes tocan fondo y resurgen. Excesos por donde se lo mire, una composición desde lo real que muy pocos admitirían. Angelito, el abogado en recuperación constante; Pitito, el esquizofrénico; Mirsham, el travesti de Mar de Plata; Ernesto Bilicui, odio dependiente y el Perro, el proxeneta.
Borders que se adaptan a los tiempos que corren, aunque algunos prefieran creer que sólo son personajes. Pitito que mejora y ya no escucha voces de los enanos si no que ahora los ve y la denuncia a los métodos de la neurociencia. Angelito que instala cámaras de seguridad en toda su casa (no sé si les suena conocido) y el Perro, visionario, que deleita describiendo el nuevo servicio de las trillizas enanas.
Multifacético, hiperquinético, le saca el jugo a la pantalla gigante, la iluminación y el sonido que lo complementan. Simplemente, el mono sabe que palo trepa…


Aráoz y la verdad


El camino está lleno de preguntas.¿Qué hacer cuando éstas nos acechan? Ir en busca de respuestas, movernos.
Es así como Diego Peretti (Aráoz) arriba al pueblo de O´Connor diciendo ser quien no es. Luis Brandoni (Lépori) quien atiende la vieja estación de gasolina, le da hospedaje esperando que se retire pronto. Pero hay algo que Araóz deja en claro: "Lo que me importa es saber lo que pasó con Perlassi. La verdad. Eso quiero saber. La verdad"
Perseguir la verdad y luego el difícil trabajo de aceptarla o quizás nunca haber querido conocerla. Pero verdad al fin, que inquieta y obsesiona a quien indaga. Distintas miradas sobre un mismo hecho. La mirada del protagonista, que Aráoz añora escuchar y la verdad de Aráoz como testigo presencial del hecho. Hecho futbolístico que marcó un antes y un después en la carrera de Perlassi.
Sinceramiento que avanza con el diálogo, donde se reconstruye la verdad central y sus efectos colaterales, donde lo dicho y lo no dicho van uniéndose. Y como señala Eduardo Sacheri, autor de la obra, “Somos lo que somos con esos fantasmas sobre nuestras espaldas”. Fantasmas que al final de la obra quedan liberados.

El descenso del Monte Morgan


¿Es posible ser fiel a uno mismo?
Arthur Miller se instala en Bs. AS. El conflicto en las relaciones humanas es su sello tanto en “Todos eran mis hijos” como en la obra “El descenso del monte Morgan” que también se estrenó en la calle Corrientes.
El protagonista, Oscar Martínez (Lyman) es un hombre exitoso que mantiene una doble vida en secreto. Al chocar, en el monte Morgan, termina postrado en una cama de hospital y su forma de vida queda al descubierto. Carola Reyna (Theo) su legítima esposa, se encuentra con Eleonora Wexler (Leah) la actual mujer. Ambas desconocían la existencia de la otra.
Los personajes, de cara a la realidad exponen sus dolencias con una honestidad que hiere por donde se la mire. Varias justificaciones que resultan convincentes y la moral que se cuela por donde puede. Sin embargo, ésta es evadida por Lyman que reclama ser comprendido.
Mujeres que representan estereotipos opuestos, y justamente por esto son elegidas por Lyman. Quien posee dos personalidades ambiguas. Cuestiones que no son indiferentes a las parejas, como el aburrimiento vinculado a la rutina y la adrenalina del primer encuentro.
Un hombre que elige y evita oír las consecuencias de sus actos. Un hombre de carne y hueso que le huye a la muerte, intentando reinventarse todos los días. Lo posee todo y al mismo tiempo nada.
Porque como él reconoce, se puede ser fiel con uno mismo, pero no con los demás al mismo tiempo, ya que estaríamos hablando de traición. Una rememoración de momentos en los que Lyman hubiese podido blanquear su posición y no lo hizo. Un ir y venir en el tiempo, que permite comprender por qué se ha llegado a esta situación. El paso del desconocimiento al conocimiento, y una resignificación de los años compartidos.
La bigamia como disparador de un proceso de desmenuzamiento de los personajes que se van abriendo hasta quedar vacíos. Cuando todo está dicho, y sólo queda continuar.

Dueña de lo que ya no existe

Las busco aunque no estén, porque si las busco de algún modo se acercan a mi.Las pienso en silencio y en voz alta,para no olvidarlas.Como diría Galeano, las evoco y acuden a mi. Me persiguen y no puedo escaparme. En realidad, creo que jugamos, porque no quiero huir.
Cierro los ojos y vuelven a existir. Siento olores que me hacen volver a vivir. Ya no sé si ellas me buscan o yo a ellas. No importa, algo nos une.
A veces, me sorprenden. No puedo controlarlo. Se apoderan de mi mente. Creo haberlas olvidado, pero no.
La rutina me hace creer que no las necesito. Pero de golpe, me arrancan una sonrisa. Es sólo un instante que parece eterno.
No necesito tenerlos delante mio para saber que ya no existen, que aún existen o dejarán de existir. Simplemente los pienso,los recuerdo, los nombro. Y así, lo inmaterial y lo atemporal me abrazan.

domingo, 2 de mayo de 2010

Diálogo

Truenos. Cielo gris. Viento. Olor a pasto mojado. Quien se atreviera a salir con dicho temporal era arriesgado. A Catalina no le importó. Sus botas se hundían en el barro y el agua se colaba entre los dedos de sus pies mientras el pelo se le pegaba a la cara.
Se refugió en el primer lugar que encontró. Ya ubicada miró a su alrededor. Una hilera de árboles. Ella se encontraba debajo del último. De vez en cuando una gota se depositaba en su nariz y luego se deslizaba a su labio inferior deteniéndose unos instantes en su pera. Levantó la mirada. La copa del árbol era de un verde oscuro, salvo por las hojas de su derecha que poseían colores diversos. Amarillo, rojo y verde limón. Bordes imperfectos y a la vez tan definidos.
Tomó una hoja del árbol para cubrir su nariz y así evitar el recorrido de la gota en su rostro. La sostuvo del tallo largo, sintió el olor a agua fresca y pidió disculpas silenciosamente por haber arrancado la hoja. Le era difícil discriminar si sólo se trataba de gotas de lluvia o si el árbol reclamaba lo que era suyo.
La gota avanzaba en la hoja y cuando llegaba a los bordes y parecía terminar su camino, se unía con una pequeña gotita. El contacto con las otras la fortalecía y su bello andar continuaba.La nariz de Cata se fruncía ante la avanzada de la gota que le hacía una caricia delicada. Varias gotitas que aguardaban ser interpeladas por aquella primera gota que danzaba entre tonos rojos, amarillos y verdes. Y Cata sólo podía sonreír ante tan suave sensación.

Aguante el final feliz



martes, 20 de abril de 2010

Melitas "Todo bien"

En la sociedad del consumo, lo apetecible es la mirada del otro. El empeño por sentirse bien a cualquier costo.Las frases positivas y afirmativas inundan la pantalla televisiva. La publicidad de Melitas, rompe con este equilibrio cuando el protagonista contesta de un modo inesperado:"Si, todo bien... va... en realidad no" y se escuchan las hojas que caen al piso. ¿Por qué no?
Sin embargo, al mismo tiempo aparece la leyenda El mundo no está preparado para escuchar otra respuesta. Mejor sentite bien.Lo natural te hace bien. Mandato. Actitud. Costumbre. No lo sé... Una promesa de indolencia, una cultura del mejor no hablar de ciertas cosas, porque las palabras evocan. ¿Por qué no ser natural con lo que sentimos? Quizás por la necesidad de tener todo controlado, hasta las respuestas. Decir lo que los demás quieren escuchar. Una respuesta afirmativa que permite que la acción continúe y la situación esté controlada. Una muchedumbre solitaria que no se detiene, que sortea los cuestionamientos. Pero tarde o temprano todo se manifiesta. La curva dramática de la publicidad se desarrolla cuando el chico responde de un modo que no se ajusta a las expectativas.Todos huyen.Entonces ¿es pereferible callar? Por suerte en este caso, una compañera se acerca y comparten las galletitas de avena y pasas, con omega 9 y cero grasas trans.Bueno, por lo menos el producto se puede compartir.

lunes, 19 de abril de 2010

Presente

Arriba.Abajo.Rápido.Uno si,uno no.Azar.Otra vez.Instantes.Placer.Diversión.Prueba y error.Ensayo.Paso a paso.Ahora.Ayer.No importa.Inmediato. Puede ser...

Ultimo día

Hola. Fugaz.Chau.Tanto para decir.Mejor no.Sorpresa.Alivio.A otra cosa.Fin. Cambios.Ironía.Siempre hay una primera vez.Risa.Asombro.Búsqueda.Diversidad...

domingo, 18 de abril de 2010

Enroscada

Ella sabía que contaba con toda la libertad del mundo pero eso mismo la paralizaba. Una gran gama de posibilidades se desplegaban frente a ella, y aún así no avanzaba. Siempre había deseado encontrarse en esa situación, sobre todo cuando no había alternativas y la frustración la ahogaba.
Todo y nada. No podía focalizar en lo que quería. Quizás ya había olvidado lo que quería. No, no -repetía en voz baja- tengo que poder. Otra vez la sensación de ahogo. El nudo en el estómago y ganas de salir corriendo. Nadie esperaba nada de ella.
Los pensamientos se entrecruzaban y hacían mucho barullo, tanto que olvidaba qué era importante y qué no. Deseaba desesperadamente detener el tiempo, acabar con el torbellino de sensaciones. Sólo un minuto de soledad para descubrir hacia dónde iría, qué camino tomar ¿derecha o izquierda? ¿rápido o despacio? Una pregunta llevaba a la otra y se multiplicaban sin encontrar respuesta alguna.
Las agujas del reloj corrían. Sentía el viento correr por sus brazos cuando la multitud pasaba y le recordaba que ella continuaba en el mismo lugar. Ya mareada de tanto pensar decidió simplemente extender su mano hacia el picaporte y entrar a la cafetería. Quizás un buen café haría que las voces callaran y fuera más fácil resolver lo que aún parecía un misterio, su futuro.

Comodidad

Qué bueno que es lunes. Increíble. Montaña rusa. Casa. No lo puedo creer. No somos nada. ¿Me estaré volviendo loca? Casa. Un día una cosa y al otro día otra. Qué paz. Superpoderosa. Que nadie se entere. Casa. Seguridad . No lo sabe. Avanzar. Qué felicidad. Casa. Mañana seguro caigo. Es la vida. Liviana. Qué calor. Casa. Caminar. Hacer. Cero estrés. Casa. Y ahora…no quiero pensar más. Qué bueno. Ah, ah, ah. Ojalá que dure. Casa. Me pica el brazo. Ese ruido…

No pienso

Subimos el telón y sólo había una luz encendida. El paño rojo era casi gris por el efecto de la luz y aún así pudimos percibir lo que allí sucedía. La nada misma, silencio y sombras. No era necesario que habláramos, el mismo vacío nos conectaba. Segundos eternos. Las miradas se cruzaban y el diálogo mudo nos llevaba.

jueves, 25 de febrero de 2010

Frida Kahlo "Las dos Fridas"

Eduardo Galeano "Las palabras andantes"

"Quien nombra, llama y alguien acude, sin cita previa, sin explicaciones, al lugar donde su nombre,dicho o pensado, lo esta llamando.
Cuando eso ocurre, uno tiene el derecho de creer que nadie se va del todo mientras no muera la palabra que llamando, llameando, lo trae"

Joan Miro